El cuerpo de enseñanza forma un equipo en el que todos comparten sus inquietudes educativas con sus compañeros:

1. ofreciendo a todos los jóvenes, en todos los niveles, la formación más completa posible
2. transmitiendo conocimientos a través de una enseñanza de calidad
3. formando en el buen juicio
4. despertando el sentido crítico
5. abriendo las mentes de los jóvenes al mundo que les rodea
6. ayudándolos a descubrir y aprovechar sus dones y posibilidades
7. estimulando su dinamismo para permitirles tomar decisiones
8. dándoles el gusto por el trabajo bien hecho y una sólida formación profesional.

La realización de los objetivos expresados en este proyecto educativo supone:

1. el respeto a los demás y a sí mismo
2. la escucha muy particular de cada uno en su dimensión personal, familiar y social
3. justicia en compartir, apertura a los demás, solidaridad, honestidad
4. la formación de la personalidad que pasa por: el dominio de sí mismo, el sentido del esfuerzo, la asunción de responsabilidades, el aprendizaje de la libertad, de ahí la necesidad de una disciplina.

La catequesis se propone a todos los niveles para despertar o profundizar la fe. Pero si la catequesis es un tiempo fuerte, el descubrimiento de la fe a través del testimonio de los educadores debe ser para los jóvenes una propuesta permanente.

Se pide a todos una adhesión leal al objetivo religioso del establecimiento, que va desde el simple respeto hasta el compromiso. La escuela quiere ser un espacio de educación que permita en un clima evangélico preparar a los jóvenes para VIVIR EN HOMBRE. El objetivo del centro sigue siendo, más allá del éxito escolar, la formación del joven en toda su dimensión humana.